sábado, 10 de noviembre de 2018

Gobierno en la sombra


No habiendo meta ni camino, ¿cómo podría haber un mapa y un guía? Tanta pobreza franciscana no les deja otro recurso que agruparse junto a una figura que tampoco se encuentra en condiciones de ostentar grandes méritos.
Estamos presenciando una oposición constituida no tanto por partidos y personeros dispuestos, en el Congreso, a vender cara su derrota, sino más bien por un esbozo de agente corporativo actuando como institución. Se trata de mucho más -o menos- que una simple alianza o de una “rearticulación del sector”. Es un grupo de la difunta NM que pretende nada menos que darle ultraterrena existencia al exgobierno de Bachelet, rareza que ya trató el domingo pasado Ascanio Cavallo. Como cuerpo político dicha novedosa entidad es, como la criatura de Frankestein, una suma de retazos muertos parodiando a un ser vivo. Por momentos esos trozos unidos con hilván se rebelan contra su creadora, pero de esta siguen dependiendo para representar su peculiar pantomima consistente en ser al mismo tiempo dolientes de un cadáver y socios de una imaginaria empresa en marcha. Tal es el simulacro criollo de una institución británica, el “gobierno en la sombra”. El “progresismo” se esfuerza hoy por parecer vigente con interpelaciones, imitaciones, alaridos y penaduras.

En dicha condición menos de sombra que de ectoplasma han logrado convertirse en un evento teratológico nunca antes visto. Se articula alrededor no de un programa sino de una persona, Michelle Bachelet, quien, al contrario de sus exorcistas, tiene al menos la virtud de ser memorable tanto por lo poco de bueno como por lo mucho de malo de su gestión. Es ella quien acoge a figuras políticas mayores y menores, a su vocera actuando como tal desde el otro mundo y a toda laya de comunicadores y pelagatos instalados en la nómina.

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“Novedad del año”

Esta “novedad del año” o en verdad del siglo responde a procesos de mucho más envergadura que la decisión de la señora Bachelet de congregar a exministros en reuniones de gabinete similares a una sesión de espiritismo; responde a la anemia intelectual de un sector incapaz de ofrecer nada sustantivo más allá de organizarse para una rabiosa oposición a priori, a su carencia de líderes de recambio y a la ausencia de llamamientos que no sean la mera repetición del gastado repertorio de eslóganes de siempre. Una cosa va con la otra pues la aparición de “líderes” y el proferir convocatorias es conceptual y empíricamente imposible sin un cogollo ideológico o siquiera programático que requiera ambas cosas. No habiendo meta ni camino, ¿cómo podría haber un mapa y un guía? Tanta pobreza franciscana no les deja otro recurso que agruparse junto a una figura que tampoco se encuentra en condiciones de ostentar grandes méritos, salvo su innegable capacidad para empatizar “con la gente”.

En el pasado Salvador Allende fue también pivote del sector, pero, ¡qué enorme diferencia! En esos años el PS y el PC aún tenían existencia propia y un ideario creíble al menos para ellos mismos, contando, por tanto, con la confianza y entereza que eso produce en el feligrés realmente convencido. No se trataba solo de Allende sino y sobre todo del socialismo, del hombre nuevo y de la revolución. De eso no quedan sino algunos letárgicos capítulos en los libros de historia. Desvanecido el espejismo del “humanismo cristiano” de la Decé y desplomado el socialismo y las fantasías antropológicas de la izquierda, ¿qué resta sino el desnudo afán por el poder, el clientelismo forjado con repartijas y favores a lo largo de años y el cinismo que resulta de haber perdido la vergüenza luego de la segunda o tercera recepción de fondos oscuros venidos desde fuera y dentro del país? ¿Qué queda sino la Señora?

Alternativa

Por eso para los derrotados el constituirse como “gobierno en la sombra” alrededor de la expresidenta es por ahora la única opción. Eso y sus votos en el Congreso les permiten la ilusión de que el actual gobierno es solo un hipo político a ser superado cuando convenzan de sus méritos y por enésima vez a los fascistas pobres, siempre ansiosos de consumir otro cuento del tío. Tío e ingenuo sobrino siempre se han complementado. En el ínterin la tarea es hacer imposible el gobierno, o solo posible si gobierna como ellos habrían gobernado de ganar Guillier.

¿No hace lo mismo toda oposición? Sí, pero solo cuando hay frente a sus ojos un proyecto o iniciativa al cual oponerse y otro propio con el cual oponerse. La NM, su CEO Bachelet y los especialistas a honorarios que trabajan para ellos han logrado, en cambio, la hazaña de evacuar cartillas sobre cómo oponerse sin saber a qué y desde dónde. Ocurrió con el mensaje presidencial, cuando un indiscreto WhatsApp reveló cómo los miembros del equipo progresista acordaron torpedearlo sin saber de qué iba a tratar. En otras palabras, es un gobierno en la sombra cuya tarea NO ES proponer proyectos plausibles de reemplazo, como se hace en el Reino Unido, sino preservar -por ahora- con formalina a Madame, único “asset” -por ahora- del sector, aunque sin perder de vista la Gran Meta Histórica de recuperar sus antiguos cargos y privilegios. ¡Qué triste epílogo el de la izquierda! Ejemplifican en su vacío clamar eso que dijo Macbeth:

“La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no tiene ningún sentido”

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