martes, 12 de abril de 2016

Las madres


Todos hemos tenido una madre, o al menos alguien que cumplió este rol y que, sin duda, marcó nuestras vidas. Tal vez la recordamos por su exigencia, por su genio, por su alegría, por su buena mano para la cocina, por su paciencia, por su capacidad para calmar nuestros llantos infantiles o penas juveniles, por innumerables cosas.
Por ello, nos lanzamos a la aventura de saber cuáles son las experiencias vitales que acompañan la vida de personajes públicos de distintos ámbitos.Comprobamos así que la adultez y los años no hacenmás que potenciar el rol que la madre ha tenido en sus vidas.
Algunos entrevistados se emocionaron hasta las lágrimas, mientras otros quedaron preso de la dulce nostalgia o de la nquieta
alegría. Ocho historias, todas significativas
que los invitamos a compartir.


María Cecilia Toledo
Cantante de ópera

"Ella es una gran pintora, de retratos mágicos y bondadosamente eternos, que pedalea su bicicleta roja por las calles de Viña con la elegancia y el sex-appeal propio de una artista italiana de los años 50. Toda su vida matrimonial la ha dedicado a estar pendiente del amor de su marido y de sus hijos sin guardarse nada en el bolsillo para sí misma "excepto" sus ganas de vivir y la oceánica profundidad de su fe en Dios.
Esa mujer maravillosa y llena de colores que se autodefine como "la despistada", fue quien me regaló los dones más preciados de mi vida: Mi fe en Dios; el amor por la verdad y por los colores vivos en el mundo y en el alma de mis semejantes; la capacidad de defender lo bello y lo bueno contra a lo feo y lo mal intencionado; el coraje de intentar ser una mujer de bien y las ganas de dejar una huella azul y querible cuando dejemos este mundo.
Ella ha sido la que con su ejemplo genial, bondadoso y profundo ha ido pintando con tinta indeleble mi corazón de artista comprometida con la belleza y el amor a los demás… ¡Nunca he conocido a nadie menos "despistado" que Cecilia Herrera de Toledo".

Amelia Herrera
Diputada RN

"Son tantos los momentos agradables que viví con mi madre, que es muy difícil referirme a uno en especial. Sin embargo, de inmediato me viene a la mente aquella ocasión en que regresábamos desde Venezuela en el barco 'Reina del Mar'. Yo tenía algo así como trece años y en la capilla de la embarcación mi mamá cantó el Ave María con Arturo Gatica. Quedé impactada, la voz de mi madre sonó preciosa, tal como era ella. Ahora, cada vez que escucho esa pieza la recuerdo con emoción.
También hay una anécdota muy buena. Mi madre siempre cambiaba el nombre y el apellido a las personas. Pues bien, yo estaba internada en una clínica en España, después de una operación, y me sentía pésimo. Mi mamá se preocupó mucho, tomó el teléfono y comenzó a llamar al doctor Támesis (igual que el río) y, obviamente, él no se llamaba así. Yo, con sondas y todo, me ataqué de la risa. Fue un momento inolvidable y muy divertido. Lamentablemente, mi madre, llamada Amelia Silva Muñoz, se fue muy joven (hace doce años) y la verdad ha sido muy doloroso para mí vivir todos estos años sin ella. Era una mujer bella, trabajadora y muy alegre".

Fernando Villegas
Sociólogo

"Tengo 4 ó 5 años y sufro una pataleta. Es en el estadio El LLano. Hemos estado en la piscina y se han satisfecho todos mis caprichos, pero ahora quiero, además, un sánguche. "¡Quiero sánguche!" grito, enardecido. Grito y pataleo pidiendo que me lo den. Lo quiero ahora. Mi madre, Lucy Darrouy, con su amplia pollera de verano, siempre la misma, su pollera sencilla de mujer de pocos medios, cajera del Banco del Estado, separada de mi padre, sostén completo de la casa, me mira y me oye impávida. Al cabo de un tiempo -quién sabe cuánto, el tiempo corre distinto para los niños- se encamina hacia una manguera de jardín que está enrollada bajo una canilla de agua, la toma, abre la llave y con su cigarrillo Cabañas Corrientes colgando de su labio al estilo Humphrey Bogart apunta el chorro hacia mí y me moja de arriba abajo, interminablemente, calculadamente, mientras yo balbuceo, lloro, me río, me agito y me sacudo. Luego desvía el chorro, cierra la llave, se saca el cigarrillo de los labios y me pregunta, todavía imperturbable, si voy a seguir pidiendo un sánguche. Esa era mi maravillosa madre, hoy a la diestra de la virgen de Lourdes.

Virginia Reginato
Alcaldesa Viña del Mar

"Guardo los mejores recuerdos de mi madre, por su belleza, su simpatía, alegría y jovialidad. Ella se llamaba Mafalda Bozzo, y fue mi gran amiga y compañera, por lo mismo tengo infinitas buenas experiencias con ella. Pero sin duda que, la más inolvidable, fue su compañía cuando nacieron mis hijos, porque ella estuvo a mi lado para iniciarme en el maravilloso, pero también difícil rol de mamá".

Enrique Opaso
Sacerdote parroquia Santa María de los Ángeles

"Tengo un recuerdo muy cercano de mi madre, Ester Valdivieso. Ella falleció hace un par de años, por lo tanto, prácticamente toda mi vida la viví junto a ella. Por eso me cuesta pensar en algo puntual, porque tengo muchas experiencias inolvidables. Sin embargo, debo decir que mi Ministerio lo viví con su apoyo constante, siempre. Incluso recuerdo que el día de mi ordenación sacerdotal su compañía fue muy importante. Lloró de la emoción. Ese fue un día inolvidable para mí. Siempre hemos sido una familia muy unida y eso se ha hecho patente siempre, en todo momento".

Pilar Sordo
Sicóloga

"La imagen que tengo de mi madre Vicenta Martínez Sánchez, es siempre la misma, una mujer súper trabajadora, preocupada de las cosas de la casa, de sus hijas y de todo lo que tiene que ver con ellas. Por ejemplo, en los cumpleaños era infaltable la torta de mil hojas para mi papá y la de merengue para mí.
Recuerdo que juntaba todo el año los tubos de papel higiénico para hacernos las sorpresas y esas cosas. También se preocupaba mucho de llevarnos a la modista para que nos hicieran ropa. En realidad, ella siempre fue muy activa, hasta el día de hoy. No me la imagino sentada mirando por la ventana. Ella es muy, muy activa".


Elías Figueroa
Mejor futbolista chileno de todos los tiempos

"De mi mamá destaco el cariño de siempre, de cuando era niño. Mi problema fue que tuve asma, por eso ella estaba constantemente cuidándome, incluso hasta ahora ya de grande, todavía sigue pendiente.
A mí me operaron cuando tenía dos años. Me abrieron la garganta y ella tenía que estar toda la noche cuidando que no me tapara, porque me dejaron abierta la herida.
Con esto quiero decir que era un niño que no podía correr ni hacer nada y, por lo mismo, nunca me imaginé que me iba a ganar la vida en la actividad física. Eso, sin duda, fue gracias a los cuidados de mi madre. Hasta hoy sigo siendo el niñito regalón. Pero hay muchas cosas divertidas de ella, el jueves (recién pasado) cumplió 87 años, y hasta hace dos, andaba en bicicleta en Villa Alemana.
Mi mamá, Lidia Brander, es muy cómica y especial. Recuerdo que hace dos o tres años vino a vernos y llegó a la casa con mi hermano en moto. Fue muy divertido verla así".



Aldo Cornejo
Alcalde de Valparaíso
"Mi madre se llamaba Nelli González, y el primer recuerdo que tengo de ella es cuando se sentaba a la orilla de mi cama a leerme un cuento todas las noches. Con la paciencia que sólo una madre puede tener, aceptaba mi diaria solicitud: que me leyera el mismo cuento de siempre, el que más me gustaba, que era "El Gato con botas". Debo haber tenido poco más de cuatro años en ese entonces. Recuerdo también que la lectura la hacía en medio de noches muy heladas, porque Curicó es así, muy frío en invierno"

lunes, 4 de abril de 2016

Fernando Villegas

Denuncias ciudadanas y su visión de nuestra idiosincrasia, entre varias otras cosas que atañen a todos los chilenos, conversamos el con el sociólogo y comunicador Fernando Villegas, en nuestra Tertulia en Línea, del pasado 17 de octubre 2001. A pesar de que nunca le gustó la televisión ni los periodistas, el sociólogo de profesión Fernando Villegas, casado y padre de tres hijas, es, a sus 52 años, una figura irreemplazable en el periodismo chileno.
Las denuncias ciudadanas y la crítica corrosiva a nuestros sistemas y a nuestra idiosincracia le han valido la admiración y el rechazo al mismo tiempo. A quienes lo critican de lanzar acusaciones al vuelo, él responde con la convicción de que todo lo que sirva para provocar, remover y generar la inquietud por conocer la verdad, es útil.
Defensor a ultranza de su independencia política e ideológica, Villegas ha ejercido un rol cuestionador que alcanza a todos los sectores de la vida nacional y que alternando la furia no disimulada con, con el desenfado y el fino sentido del humor, contribuye a promover la participación informada del público en los problemas que le atañen.

Actualmente escribe la columna "Tiro al blanco" en la revista Qué Pasa, donde desnuda la actualidad haciendo gala de su buena pluma, su increible capacidad para encontrar aristas y establecer originales relaciones, haciendo uso de un humor elaborado y efectivo. 
Conduce en Chilevisión el programa "Chile a medias" en donde deja a la vista irregularidades, cosas mal hechas, y todo tipo de desatinos que afectan a los ciudadanos generalmente impotentes, interpelando a los responsables con ácidas entrevistas. Junto a Felipe Pozo, Alejandro Guillier y Libardo Buitrago, conduce, en la misma estación, el programa "Tolerancia cero", en donde los cuatro panelistas dan ejemplo de una conversación abierta y pluralista, donde se confrontan distintas opiniones sobre los temas más polémicos, oscuros y preocupantes de la vida nacional.

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