lunes, 5 de febrero de 2018

Sublimes idioteces

Déjenme a mí el detallar algunos de los hechos y/o dichos más imbéciles y/o fastidiosos del año. "Algunos" digo, pues en verdad, de hacer un trabajo exhaustivo y tener más espacio, podría enumerar no menos de mil. Bien decía mi padre, con pesimismo más que justificado, que si los huevones volaran no se vería la luz del sol.

Por Fernando Villegas

• Apuntes de Política No resisto la tentación de elaborar mi propio ranking del agónico 2003. Pero no quiero competir: dejo a las revistas de lujoso formato en papel couché la tarea de adular a los ricos y famosos con sus "Cien empresarios más influyentes…" y/o "Los rostros del siglo XXI", a los curas de pantalla el redactar una nueva carta de buenas intenciones -a ser incumplida- para su devota feligresía electrónica, a los plumarios de la crítica el hacer su ranking de las novelas o poemas o ditirambos más sustanciosos y a los periodistas deportivos el confeccionar su lista de fetiches a quienes palmotear. Les dejo eso y todo lo demás, pero déjenme a mí el detallar algunos de los hechos y/o dichos más imbéciles y/o fastidiosos del año. "Algunos" digo, pues en verdad, de hacer un trabajo exhaustivo y tener más espacio, podría enumerar no menos de mil. Bien decía mi padre, con pesimismo más que justificado, que si los huevones volaran no se vería la luz del sol. Vamos a algunas muestras.

Eligiendo la pobreza

Encabeza el ranking la perfectamente cretina conducta boliviana que los dejó sin pan ni pedazo. Tanto fastidiaron con su andrajoso chovinismo de zampoñas y diabladas antichilenas, que la empresa norteamericana interesada en sacar gas de Bolivia decidió hacer su negocio en Indonesia. Y ahí están ahora con todo el gas del mundo bajo sus pies, más boliviano que nunca y más inútil que nunca. Debe ser el primer caso en la historia universal de un país que con mucho orgullo y a base de heroicas luchas populares elige seguir siendo miserable. 
Tan palmaria idiotez es una muestra de lo cierto de lo afirmado por Lawrence E. Harrison en su libro "El subdesarrollo está en la mente, el caso latinoamericano", en el sentido de que, como lo dice el título y como lo prueba su contenido, América Latina no es pobre por carecer de riquezas naturales -todo lo contrario- y/o por ser "explotada por los imperialistas"; Latinoamérica es pobre porque es mentalmente pobre. Lo es porque tiene una elite política y empresarial pobre de ideas y rica en corrupción, una clase laboral pobre en virtudes laborales e inmensamente rica en pereza, y un estrato profesional de menor cuantía en número y menos que mediocre en calidad. De ese medio cerebralmente empobrecido brotan concepciones más rebosantes de resentimiento que de inteligencia, más destructivas que constructivas, menos facilitadoras de la colaboración que del conflicto, menos explicadoras de la realidad que justificadoras del fracaso. Puede que América Latina tenga una abundante colección de literatos, poetastros, compositores de mambos y revolucionarios sebosos, pero se trata por lo general de gente poco productiva e incapaz de mover el poto sin ayuda oficial o privada, incluso para hacer la revolución. Al mismo tiempo carecemos de todo lo que se requiere para hacer crecer y desarrollar una sociedad. Y en Bolivia eso llega a su clímax, al paroxismo, al delirio.

Que se queme no más…

Vamos a otra estupidez. La última semana de diciembre se conoció, esta vez en Chile, un caso flagrante de ella que se viene repitiendo década tras década. Mientras en la V Región, en Valparaíso, se quemaba en una semana dos o tres veces lo que en la última "temporada de incendios" en similar lapso, el gobierno central se negaba taxativamente a poner más medios para el control de los fuegos. Desde luego, notificó, no repondrá el material inutilizado ni se hará cargo de las deudas en que incurrieron los cuerpos de Bomberos. Si acaso éstos desean que se les devuelvan, por ejemplo, las mangueras destruidas, habrán de volver de sus incendios a sacarse el casco, curar sus heridas, mitigar sus quemaduras y ponerse a redactar un informe burocrático hombro con hombro con un suche de la intendencia o el municipio y, tal vez entonces, se les reponga el material a 90 ó 120 días plazo. 
Si este reiterado desprecio y negativa por tomar las medidas y asignar los presupuestos necesarios para que no se destruya la casa misma en que vivimos no es una muestra de imbecilidad rotunda, entonces explíquenme qué es. Lamentablemente, en el ADN de los políticos de Chile la variable ambiental brilla por su ausencia... salvo cuando se trata de torpedear las iniciativas de terceros, como veremos en el próximo punto.

"Seguridad nacional"

Aleonados por el senador Horvath, que parece encabezar una cruzada personal, un numeroso y en verdad mayoritario grupo de senadores, de cuyo cacumen no voy a pronunciarme, exigió al gobierno desestimar el trato alcanzado con Tompkins respecto del Parque Pumalín porque, estiman, atenta contra la seguridad nacional. ¿La razón? Divide, dicen, el territorio en dos. Habrá caminos públicos resguardados por la ley y llegado el caso por la fuerza pública, pero, insisten, el gringo de mierda divide el territorio en dos. La soberanía, en cambio, no está en juego si empresas pesqueras europeas y orientales violan nuestro mar para llevarse riquezas irrecuperables. En ese caso no hay atentado a la soberanía nacional por haber, dichos pesqueros, hecho las correspondientes contribuciones a la caja de empleados, muchas gracias. Ahora que lo pienso, tal vez todo esto no es estúpido, sino sólo buenos negocios. Lo dejo a su criterio.

"Bienvenido a …"

Ya es bastante fastidioso que se hayan multiplicado los "call centers" en los que una melodiosa y afable voz femenina se encarga de perdernos en un laberinto de "si desea comunicarse con mengano, pulse el 0… si desea comunicarse con gerencia, marque el 1…." etc., de modo que nunca nadie le da la cara, pues si pulsa el número para conseguir una operadora, la misma dulce voz le dirá que están todas ocupadas y espere en línea… 10 a 15 minutos. Y hasta ahí no más llegó la queja, la consulta. Pero cuando lo mismo hacen empresas de comunicaciones, el asunto resulta intolerable. Intente alguna vez comunicarse con alguna para que le expliquen cómo es posible no poder encontrar un solo sitio accesible donde le vendan una batería para el celular. ¿Venderle el celular mismo? Para eso hay cientos de quioscos; ¿facilitarle el encontrar una batería para que funcione? Para eso marque el número donde le dirán que se vaya a la cresta.

"Tiempo de reflexión…"

Olvidaba ya lo comentado por el Presidente Lagos cuando Alejandro Guillier fue detenido y enviado a Capuchinos. Dijo, cariacontecido, que estas cosas "debían hacernos reflexionar". ¿A quiénes, de qué? ¿Deben los periodistas "reflexionar" la próxima vez para que no les caiga la teja? ¿Deben andarse con más cuidado para que no les den una palmada en el poto? ¿Han de ser más respetuosos con los caballeritingos, los apitutados, las autoridades y otros personajes por el estilo? ¿Era una forma de hacerles una advertencia? Si no era eso, la frase califica bastante alto, por su ambigüedad, en este ranking de majaderías y tonterías, perdónenme.

Exija su conspiración

La teoría o teorías conspirativa (s) de Longueira califica(n) plenamente en esta lista de memeces inconcebibles. Según Pablo, en Chile no se cae una hoja sin que haya un tipo encaramado al árbol cortándola con una podadora. Pablo debiera saber que en el mejor de los casos hay intentos de complot rápidamente frustrados por la incompetencia de los operadores y/o el efecto contrario de complots en sentido reverso. La historia y la vida transcurren más bien por los senderos del caos. No se haga ilusiones, Pablo.

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