jueves, 16 de febrero de 2017

Poderoso caballero es Don Dinero


¿Qué es un político socialista? Hasta hace poco. Modelo y emblema. Buen sentido y seriedad. Bastión de la política. Entendemos los medios para mantener la civilización en el momento de reemplazar con el chivateo de la calle y el histerismo de las "asambleas ciudadanas" . Acuse de estar involucrado en la recomendación de una empresa para surtir a una repartición de gobierno, la versión de la filtración de un expediente judicial y las declaraciones de los funcionarios de ese organismo, a un duro golpe a los esperaban de él y de los otros talante similares Por ejemplo, otro clima, otra mirada y otra gestión. Pero hoy queda poco espacio para asombrarse, solo tal vez para lamentarse. La última vez que tuvimos la oportunidad de sorprendernos en los años 90, con la revelación de los primeros manejos turbios celebrados en el ámbito de la política y sus anexos. Los episodios de irregularidades de esos años fueron percibidos como chocantes no solos por documentos, sino también, por ejemplo, por medio de un aura de pureza, un renacimiento nacional y un pascua feliz para todos con la democracia post Pinochet se acababa de estrenar en la sociedad.

Fueron los años de la inocencia y tal vez por eso. A veces eso nos permite tomarlos menos en serio. Ciertas "operaciones" fueron dignas de los Tres Chiflados y algunos se convirtieron, por ejemplo, en la materia de rutinas cómicas de los humoristas del Festival de Viña. Además, las mismas que se describen como obstaculiza como fenómenos locales y que pueden ser reemplazados por el alivio y hasta la complacencia; Un cero costo, sin ningún acto positivo de honestidad, sino simplemente por estar en la zona, la población, la ilusión, la luz, la deslumbrante, la inocencia y la inocencia. Siempre es alentador sentirse moralmente por encima de las cochinadas que uno está incapacitado de cometer. Es, más o menos, la castidad de la que se podría jactar una beata octogenaria. Las transgresiones, en su cacareado aislamiento, parecían prueba indirecta, por defecto, de que imperaba la virtud. Por eso en esos años comenzó a usarse por porfía la expresión “puntual”. Todo el acto de esa clase, se dijo, "era puntual". El país podía respirar tranquilo.

Más tarde en los casos de sinvergüenzura aumentará en frecuencia y la prensa comenzará a denunciar al menos uno por semana. De súbito cundió la sospecha de que no se trata de "situaciones puntuales" de las autoridades que se encargan de la carga "caiga quien caiga", la falta de promesa habitual, sino de pecados sistemáticos, la masiva huella digital de corruptos en serie. Entonces, la frase "casos puntuales" comenzó a ser sustituida por esta otra: "Somos una sociedad sana y POR ESO vemos la justicia, la prensa, la política reaccionando", etc. Y se acuñó y popularizó el concepto "clase política" con insinuaciones de ser, dicho colectivo, no muy diferente a una oscura corporación con fines de lucro.
Hoy es peor: no hay ya sorpresa, no hay complacencia, no hay simple molestia o desprecio ni tampoco risa; solo hay pánico. Pánico es la emoción que se sufre cuando un evento catastrófico y en gran escala ya no sucede en las pantallas o en los países lejanos, sino proyecta su sombra sobre nosotros, frágiles criaturas. De pronto se hizo notoria que la deshonestidad ni la cosa de los individuos ni las clases de políticas, sino también las instituciones, los derechos comunes y corrientes, los prelados, las autoridades, todo el mundo tal como lo hizo la peste negra en la Europa del siglo XIV, transversal, ecuménica, universalmente expandida y masivamente contagiada.

Los casos
¿Qué institución puede hoy, todavía, mostrar manos limpias? La descripción de casi todas -porque por sus actos- hemos conocido- se revela en las encuestas, en el lugar donde se juró anónimo que es la ciudadanía, que no es tan limpia ni inocente, juzga, condena y luego olvida y reelige. Tanto se ha reiterado el rechazo "ciudadano" que ha descrito su archivo. Hemos alcanzado ese nivel de resignación como "negocios como siempre". A su vez, los hechores han mejorado el cinismo de piedra que termina, en las asambleas partidistas, con la abierta y descargada, sin embargo, no se puede marcar en las encuestas, con El tema de los derechos humanos y la protección NO de los testigos de un crimen sino también de los criminales mismos, como lo hemos visto con algunos (as) jerarcas del régimen luego de revelarse tanto sus incompetencias como sus indebidas "apropiaciones".

Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi, Eugenio Lira Massi Llamó “La cueva de Alí Babá y los 40 senadores”. Agréguense instituciones uniformadas hasta ahora irreprochables pero revelando desfalcos multimillonarios, recontrataciones surtidas y jugosas pensiones de invalidez para personas en perfecto estado de salud. Súmense enteras reparticiones del Estado secuestradas por el gobierno central para dar amparo a millas de parásitos sin otro mérito que la militancia. Y el ámbito privado no es ajeno a la peste, donde no se cometen los delitos flagrantes, sí como insaciables acaparadoras de ganancias monumentales. De hecho las empresas en general y muchos empresarios en particular son percibidos y tratados por los medios de comunicación como delincuentes prontuariados. La Iglesia misma ha protagonizado un caso tras otro de monstruosa pedofilia y no menos grave encubrimiento. Los abogados de las empresas, los inversores de boletas falsas, los mendigos de dineros empresariales, los encubridores de faltas de gestión y en todo el sentido como bandas organizadas. La lista suma y sigue.

Dinero ecuménico
¿Cómo se llegó a esto? ¿Cómo aún no hay más información? ¿Cómo se puede ver? Dinero es el nombre del juego. Dinero para mi bolsillo o dinero para mi amigo o dinero para mi mujer o dinero para una campaña o un dinero para una comisión y un dinero para mis socios; dinero contante y sonante en maletas o en proyectos o en licitaciones arregladas o en cheques al portador o boletas falsas o en honorarios a cambio de nada. ¿Por qué no? Hubo tiempo suficiente para entender los mecanismos, tejer las redes, saber quién es quién, seguir el ejemplo y perderse moralmente. ¡Cuánto ayudo a todo eso los regímenes demasiado largos! Tiempo y dinero van de la mano. Como en Italia, ahora en Chile y como en todas las partes, los regímenes interminables permiten aprender todas las triquiñuelas, forjar todos los amiguismos, perder todas las vergüenzas y meter mano en todos los cajones.

No es ahora inusitado sino también por último tiempo previsible que los que parecían, como esos justos de Sodoma y Gomorra, los únicos que se tienen en este trifulca, que se denuncie participan en lobbies oscuros o en telefonazos para favorecer a tal o cual cualidad de la empresa. Una sociedad en problemas siempre tiene la esperanza de que venda un Salvador Providencial, pero en Chile el cielo mismo aparece en el libro de boletas y San Pedro susurrando en los pasillos. No una vez a la semana sino diariamente oímos nuevas denuncias. ¿Dónde, entonces, se encuentra el punto de apoyo para remover la lacra? Tal vez sea demasiado tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores