domingo, 11 de septiembre de 2016

Fernando Villegas y el sentido de superioridad machista

Los gestos y el lenguaje no verbal son un infiltrado presente en el discurso machista. Y con Fernando Villegas es claro, dice Sandra Villanueva: Un señor omnipotente capaz de decirle a 30 mujeres que la realidad es otra.
Sandra VillanuevaPor Sandra Villanueva 
 03.08.2018

La respuesta de Fernando Villegas ante los casos de acoso en los cuales se ve implicado, corresponde a una situación que sirve para evidenciar al componente básico y esencial a todo discurso machista y misógino.

Este elemento que denomino como el infiltrado del discurso está centrado básicamente en los elementos no verbales, en aquello no dicho explícitamente con palabras, sino que se interpreta, formando, sin duda, parte del argumento escondido del texto.

Esta característica se traduce también en gestos y en cierto tonillo que intenta revelar despreocupación o desinterés por los otr@s. En este caso, Fernando Villegas cumple como calco la noción del discurso que NO dice literalmente: “no me importas”, “soy mejor que tú” o “mi inteligencia las supera”. No, la verdad no encontramos esto en sus palabras. Sin embargo, ¡¡en sus gestos y en sus tonos sí!! La comunicación no verbal actúa, de esta forma, como un discurso alterno, que devela al verdadero infiltrado de los discursos machistas y sexistas: el sentido de superioridad.

Creo que si hay una figura que atenta contra la posibilidad de entablar un diálogo auténtico entre sujetos diversos, ese es el sentido de superioridad. Ello actúa en desmedro del respeto fundamental, donde todas las voces, colores, etnias, géneros, sexos, clases, deben tener cabida. Asimismo, actúa a favor de la idea que hay seres humanos mejores unos de otros, siendo éste el engendro de toda guerra y toda discusión patriarcal y colonialista.

“Están reinterpretando estos hechos en función de la febrilidad feminista que existe ahora”, responde Villegas ante las acusaciones de trato obsceno y acoso sexual. Es decir, aquí hay una mirada de un señor que ve la realidad desde afuera y tiene la capacidad omnipotente de decirle a otras 30 mujeres entrevistadas por The Clinic, que sus re-interpretaciones no corresponden a la verdad y que, por ende, la interpretación efectiva de la realidad la tiene él.

Por otra parte, coloca en estado de enfermedad al movimiento feminista, al tratar el reclamo histórico por la igualdad de derechos como una especie de roncha causada por una fiebre o un tipo de histeria colectiva que requiere de tratamiento médico. Y finalmente y para peor, el discurso oculto de Villegas quiere hacer creer que el movimiento feminista nació ayer y que todas las denuncias de acoso sexual se deben a una moda causada por una excitación del momento.

Esto es lo que se logra desprender con un simple ejercicio interpretativo, de una sola de las frases emitida por una persona que se supone entiende y analiza en profundidad a la sociedad, es decir, la concepción machista y eurocentrada es parte del análisis sociológico de Fernando Villegas.

En este contexto, lo que quiero demostrar, es que cuando se develan los infiltrados, como en este caso, el sentido de superioridad; lo que sucede es que nos damos cuenta de lo ridículo que resulta creerse superior a otr@s personas, siendo, tal vez esta noción equivocada entre seres humanos, el punto de inicio de relaciones abusivas de poder, sexuales, laborales, en todo ámbito.

Creo que la invitación (y aunque no sea necesario aclararlo: ¡no es causada por ninguna fiebre!) es a acudir a nuestras emociones, a combinarlas con la capacidad de pensar, para por fin entender, como sociedad, que las relaciones entre hombres y mujeres han estado mal y de forma desigual por demasiado tiempo y que esto debe literal y normativamente cambiar.

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