miércoles, 7 de diciembre de 2016

Fernando Villegas es acusado de acoso sexual y maltrato laboral

Lunes 30 julio de 2018 


Este domingo 29 de julio, el portal del semanario The Clinic publicó un reportaje en el que una serie de mujeres y hombres acusan a Fernando Villegas (69) de acoso sexual y verbal, acoso laboral y comentarios impropios.
En el artículo que contó con más de 30 entrevistas, varias anónimas, las víctimas relatan comportamientos inadmisibles que habría tenido el comentarista de Tolerancia Cero a lo largo de toda su carrera en Chilevisión y otros espacios.
Algunas de las acusaciones, realizadas en su mayoría por maquilladoras que trabajaron con él, incluyen tocaciones, insultos, comentarios impúdico; entre otros. “Sé de compañeras (…) que le tenían miedo y me pedían a mí que lo maquillara”, testificó una maquilladora, de manera anónima, quien aseguró que frenó el comportamiento de Villegas hacia ella cuando él “le miró el trasero y le dijo una grosería”.
La periodista Carolina Rossetti contó que Villegas decía comentarios a las invitadas de Tolerancia Cero, como -por ejemplo- opinó sobre las piernas de Gladys Marín, aunque ella (Rossetti) nunca “lo vio como acoso”. En esta línea, la doctora María Luisa Cordero señaló que el comunicador hizo un comentario sobre su cuerpo a mediados de los años 90. “¡Qué buenas tetas tienes, Cordero!”, le habría dicho a la psiquiatra, frase por la que lo increpó.
Cordero explicó que reveló el suceso dos décadas después de que ocurrió en el programa Mentiras Verdaderas porque en esa época arriesgaría su carrera; sin embargo, la reacción de las maquilladoras la dejó consternada: “Me dijeron que le tenían asco y rabia, porque las manoseaba y les decía cosas. Recuerdo una señora de muy bajo perfil, que se me acercó después del capítulo en que lo conté y me dijo: ‘Gracias doctora por denunciar a ese degenerado. Supiera las cosas que nos hace a nosotras”.

Piri Riveros, una maquilladora, expresó su testimonio al reportaje, por una situación ocurrida a mediados de 2008, cuando le tocó trabajar con él por primera vez. Sus compañeras de advirtieron que “tuviera cuidado”.
La trabajadora dijo que el comentarista entró al lugar “mirando su trasero sin disimulo”. “No me saludó, pero mirándome de pies a cabeza, me dijo: ‘¿Dónde está la otra del turno? ¿Esa, la tetona?’ Le respondí que el turno me tocaba a mí y que por favor se sentara para maquillarlo, porque me tenía muy incómoda por la forma en que me miraba el trasero. ‘Uy, me saliste chúcara’, respondió”, relató Riveros. “Mmm, tenís buen culo, ah”, aseguró que le dijo el panelista.
Y detalló: “En los programas siempre lo escuché referirse a mujeres por el poto o las tetas. Fue horrible. Era como un hombre obsesionado con eso”.
Ante el acoso, ella y otras maquilladoras expresaron su malestar a la producción del canal quienes le bajaron el perfil a la situación asegurando que “era un fresco no más”.
El periodista Fernando Paulsen (62), compañero de Villegas en Tolerancia Cero, aseguró que el comentarista “hacía comentarios subidos de tono, pero siempre me pareció que era inofensivo”. Su colega, Matías del Río, coincide con lo anterior. En tanto, otros hombres que trabajaron con Villegas aseguraron que solía hacer preguntas obscenas: “Sin conocerte, lo primero que te preguntaba es: ‘¿Cómo culea la tal?’, alguien con quien él sabía que tenías una relación”.
De forma paralela, un exdirectivo del diario El Financiero reveló que en la década de los 90 el comentarista expresaba comentarios obscenos a gran parte de las mujeres que trabajaban con él. “Lo hacía con completo y total desparpajo. Era más notoria su prepotencia, porque él consideraba que todos eran más ignorantes y tontos que él. Las mujeres también, por supuesto”, dijo.
Una periodista aseguró que recibió un comentario de esa misma línea, además de ser acosada por el comentarista hasta que ella lo increpó. Antes de eso, la pareja de la mujer la acompañaba a las reuniones para sentirse más segura. “Villegas me hizo perder ese sentido de seguridad”, dijo.

“Era un maltratador”

Las acusaciones también incluyen otro tipo de denuncias. En su paso por el programa Las Vueltas de la Vida, una exproductora dijo que “era un maltratador, mal educado, que le decía groserías al equipo y a los entrevistados. Un desubicado total”. Y detalló: “nos daba abrazos asquerosos, mientras nos decía palabras de connotación sexual. Nunca una clara propuesta, pero claramente pasado en un cien por ciento de la raya”.
“(Hubo) denuncias de maltrato laboral en su contra, por parte de dos productoras, las que determinaron que la estación dejara de hacer el programa”, agregó un exdirectivo del espacio. “Cuando lo llamábamos para trabajar decía ‘¡qué querí!”, señaló.
Hasta el momento, Villegas no se ha referido a las acusaciones y se negó a dar su versión de los hechos al semanario chileno.



En un extenso reportaje publicado por The Clinic, que incluyó más de 30 entrevistas, el periodista Fernando Villegas (69) fue acusado de acoso sexual, verbal y laboral.
En el artículo las víctimas relatan comportamientos inapropiados que habría tenido el comentarista de Tolerancia Cero a lo largo de toda su carrera en Chilevisión y otros espacios.
El tema fue tomado por Bienvenidos, donde su panel dedicó más de media hora a analizar la situación. Una de ellas fue la periodista Monserrat Álvarez, quien relató su propia experiencia con el profesional.
Según dijo, ambos coincidieron en un antiguo trabajo donde incluso ella se sintió incómoda ante su presencia. La periodista aseguró que había contado esta situación en el pasado, pero sin dar el nombre de Villegas.
La lectora de noticias señaló también que las mujeres trataban de evitar encontrarse con él, “porque siempre te provocaba una situación incómoda”.
Además explicó que se comentaba entre las compañeras de trabajo, que cuando veían al periodista en el estacionamiento, preferían darse una vuelta extra, para no tener que subir al ascensor con él. “Yo y muchas de las compañeras nos sentíamos súper incómodas”, reveló.
La periodista reconoció que no denunció o lo enfrentó por no quedar frente al equipo como la “conflictiva” incapaz de tolerar las bromas.

“Siempre -hablaba- en un tono que es como de amigotes, por eso es confuso, porque era un tono de compañeros, que a uno no le permite decirle ‘córtala’. Te impide ponerte pesada”, argumentó.

Recordemos que algunas de las acusaciones, realizadas en su mayoría por maquilladoras que trabajaron con él, incluyen tocaciones, insultos, comentarios impúdico; entre otros. “Sé de compañeras (…) que le tenían miedo y me pedían a mí que lo maquillara”, testificó una las trabajadoras de manera anónima, quien aseguró que frenó el comportamiento de Villegas hacia ella cuando él “le miró el trasero y le dijo una grosería”.

30/07/2018 

Un reportaje reveló una serie de acusaciones de compañeras de trabajo del comentarista de televisión, Fernando Villegas, por maltrato laboral, acoso sexual y comportamiento lascivo.
Según publicó el sitio The Clinic, cuando se renovó la emisión de Tolerancia Cero se investigó el comportamiento del autor de "Chile, una historia casi secreta" y "Villegas Presidente".
Una maquilladora que actualmente trabaja en CHV y que mantuvo su nombre en reserva relató que "me citaron y me preguntaron si a mí me incomodaba su comportamiento. Yo dije que no, porque soy parada en la hilacha y la primera vez que me miró el trasero y me dijo una grosería, le paré los carros".

"Sé de otras compañeras, especialmente las que solo venían los fines de semana, que le tenían miedo (...) Nadie lo acusaba porque una piensa para adentro: quién me va a hacer caso, el hilo se corta siempre por lo más delgado y cosas así. Lo que sé es que después de esa investigación, no le renovaron el contrato", subrayó.


LA ETAPA EN TOLERANCIA CERO

La maquilladora Piri Riveros, que llegó a CHV en 2008, recuerda que en su primer día en Tolerancia Cero, Villegas "no me saludó, pero mirándome de pies a cabeza, me dijo: '¿Dónde está la otra del turno? ¿Esa, la tetona?'".

Las quejas desde el equipo de maquillaje fueron presentadas directamente a los productores del espacio de ese tiempo, Pablo Morales y Jaime de Aguirre. El segundo no recuerda la reunión, pero sí que le llamó la atención a Villegas: "Se le pidió que tratara a sus compañeras de trabajo con más respeto".

Su compañero Fernando Paulsen reconoció que "es cierto que Fernando hacía comentarios subidos de tono, pero siempre me pareció que era inofensivo, que ladraba, pero no mordía".

Por su parte, el periodista Matías del Río afirma que "Fernando hacía comentarios subidos de tono ante hombres y mujeres, pero nunca presencié algo que cruzara límites".




Sin embargo, una periodista que trabajó en el espacio, afirmó que "lo primero que hacía era mirarte desde lejos de arriba a abajo, como si te estuviera sacando la ropa. En dos ocasiones, me crucé con él en el pasillo y me sacó la lengua como si me la estuviera pasando por alguna parte".

En otra ocasión, "se me acercó y me dijo al oído una cochinada tan grande que me dejó helada. Esa vez lo mandé a la mierda. Le dije: ¡Déjate de huevearme, conchetumadre!", relató.

El reportaje asegura que entre las invitadas al espacio que habrían sido abrazadas "de modo libidinoso y obsceno" estuvieron Catalina Parot, Lily Pérez y Evelyn Matthei, quienes se negaron a realizar comentarios al respecto.

FUERA DE TOLERANCIA CERO

Según el sitio, el historial de Villegas se remonta a sus tiempos como columnista del diario El Financiero. Un exdirectivo detalló que cuando entraba al diario, no tenía complejos para hacerles comentarios obscenos a sus compañeras de trabajo.

"Lo hacía con completo y total desparpajo, no era disonante con la cultura de la época. Era más notoria su prepotencia, porque él consideraba que todos eran más ignorantes y tontos que él. Las mujeres también, por supuesto", explicó.

Posteriormente, en el programa "Domicilio Conocido", compartió panel con la periodista Carolina Rossetti, quien lo recuerda más como "un niño malcriado" que hacía comentarios sobre las piernas de las invitadas en el camarín.

"Nunca lo consideré como acoso o algo pasado de la raya. Me parece más bien que era una estrategia para bajar las defensas de las invitadas y después desarmarlas con sus argumentos", detalla.

A ese programa asistió la psiquiatra María Luis Cordero en 1995, quien relató que "esa noche yo era la única invitada. Cuando nos llamaron para entrar al set, yo me retrasé unos diez segundos, él se quedó conmigo sin que me diera cuenta".
"Cuando me doy vuelta, me encontré con este caballero que es muy alto y me dice textual: '¡Qué buenas tetas tienes, Cordero!'", posteriormenta ella lo increpó y él minimizó su gesto, diciéndole: "¡Pero qué te pasa mujer!".
Tras 20 años del hecho, Cordero finalmente decidió denunciarlo en el programa Mentiras Verdaderas. Recuerda que tras el episodio, el equipo de maquillaje de La Red se acercó para agradecerle la denuncia contra Villegas.
"Me dijeron que le tenían asco y rabia, porque las manoseaba y les decía cosas. Recuerdo una señora de muy bajo perfil, que se me acercó después del capítulo en que lo conté y me dijo: 'Gracias doctora por denunciar a ese degenerado. Supiera las cosas que nos hace a nosotras'", sostuvo.

Varios años después, Villegas recibió una serie de denuncias por parte de dos productoras por maltrato laboral en su contra en el programa "Las Vueltas de la Vida" de CHV, razón por la que el programa se canceló.

Una de las víctimas relató que "era insoportable trabajar con él. Un maltratador, mal educado, que le decía groserías al equipo y a los entrevistados. Un desubicado total" y detalló que "nos daba abrazos asquerosos, mientras nos decía palabras de connotación sexual. Nunca una clara propuesta, pero claramente pasado en un cien por ciento de la raya".

martes, 8 de noviembre de 2016

Fernando Paulsen se disculpa por minimizar denuncias contra Fernando Villegas


31 de Julio de 2018 

La editorial que realizó Fernando Paulsen la mañana de este martes en su programa "Combinación Clave" de Radio La Clave, fue a modo de mea culpa. En el reportaje que publicó The Clinic el pasado domingo con las voces de más de 30 mujeres que denunciaron tratos lascivos de parte del escritor Fernando Villegas, el periodista afirmó que el comportamiento de su amigo y ex colega del programa "Tolerancia Cero" "era algo habitual". "Es cierto que Fernando hacía comentarios subidos de tono, pero siempre me pareció que era inofensivo, que ladraba, pero no mordía", fueron las palabras de Paulsen al semanario.

Su confesión fue comparada con las declaraciones realizadas en mayo de este año por el ministro de Educación, Gerardo Varela, quien en una comisión del Senado relativizó las situaciones de acoso sexual llamándolas "pequeñas humillaciones", lo que generó fuertes críticas. Paulsen sostuvo que debía agradecerle a un tuitero identificado como Rigoberto Valdivia, quien hizo el paralelo entre sus dichos y los del secretario de Estado. "No lo conozco, pero puso un tuit temprano esta mañana que dice: 'Justificación de Fernando Paulsen, al acosador de Fernando Villegas, está a la misma altura de dichos del ministro Varela. 'Son pequeñas humillaciones'. El machismo patriarcal abusador en Chile es transversal'".

"Creo que tiene toda la razón", contestó el profesional. "Lo que planteé en el artículo de The Clinic en torno a Fernando, mi amigo -no lo voy a negar hoy día- es que tenía como costumbre esta suerte de chistes subidos de tono, insinuaciones que siempre se hacían con más público, por lo menos las que yo vi, con más público. Por lo tanto, parecían que fueran una de esas distorsiones que se hacían a descampado y uno suponía que no eran nada más que eso", agregó. Luego, el periodista aclaró que, cuando quiso decir que los actos eran cosas "inofensivas", se refería "justamente por esa lógica y que las cosas cuando se hacen delante de muchas personas son inofensivas". "Creo que estuve exactamente a la altura de los dichos del ministro Varela refiriéndose a los acosos y las insinuaciones a las mujeres como 'pequeñas humillaciones'", asumió. 

"Pido disculpas si se entendió así, porque no es lo que traté de decir", justificó. "No creo que sean 'pequeñas humillaciones', no creo que sean situaciones que no deban enfrentarse abruptamente y probablemente en 'Tolerancia Cero' estuvimos al debe en eso", agregó. Paulsen confesó que había tratado el tema "muchas veces" y "directamente con Fernando, y no se produjo un tratamiento de ese tipo a la altura de lo que se merecía en términos de lo que significaba para las personas que recibía esas cosas que algunos mirábamos como chistes malos. Como chistes, al final, y que probablemente esas personas los miraban desde una manera mucho más ofensiva y abusiva. Antes de finalizar, Fernando Paulsen agradeció la crítica hecha por el usuario de Twitter y por hacer "la analogía exacta". "Sí, pudo haberse sentido lo que dije como justificar por 'pequeñas humillaciones' y no fue en lo absoluto lo que traté de decir y ese es mi error". "Es mi responsabilidad. Lo debí haber dicho de otra manera total y absolutamente distinta", remató.

martes, 4 de octubre de 2016

Villegas: Fui objeto de un ataque mediático de una odiosidad que no se había visto en Chile

31/07/2018 -
Una nueva defensa en torno a las acusaciones en su contra realizó el panelista de Tolerancia Cero, Fernando Villegas, quien aseveró que todo se trata de una campaña de desprestigio en su contra.

A través de un audio que ha comenzado a viralizarse en las últimas horas, el analista comenta que "fui objeto de un ataque mediático de una ferocidad, de una odiosidad como no se había visto nunca antes en Chile, por lo menos en lo que respecta a alguien que trabaja en los medios de comunicación".

Villegas aseguró que con el reportaje de The Clinic "se tomaron meses preparándolo, retrocedieron 30 años en el tiempo para interrogar a gente que trabajó conmigo en un programa que ya nadie se acuerda".

El comentarista sostuvo que en vista de que no obtenían lo que buscaban, comenzaron a tomar distintos detalles para que así se construyera una imagen negativa de su persona.

"Fue un ataque dirigido no a tal o cual pecado mío, sino que dirigido a mi demolición integral como persona y comunicador, sin tener miramiento del dolor que provoca en una familia", expresó.



domingo, 11 de septiembre de 2016

Fernando Villegas y el sentido de superioridad machista

Los gestos y el lenguaje no verbal son un infiltrado presente en el discurso machista. Y con Fernando Villegas es claro, dice Sandra Villanueva: Un señor omnipotente capaz de decirle a 30 mujeres que la realidad es otra.
Sandra VillanuevaPor Sandra Villanueva 
 03.08.2018

La respuesta de Fernando Villegas ante los casos de acoso en los cuales se ve implicado, corresponde a una situación que sirve para evidenciar al componente básico y esencial a todo discurso machista y misógino.

Este elemento que denomino como el infiltrado del discurso está centrado básicamente en los elementos no verbales, en aquello no dicho explícitamente con palabras, sino que se interpreta, formando, sin duda, parte del argumento escondido del texto.

Esta característica se traduce también en gestos y en cierto tonillo que intenta revelar despreocupación o desinterés por los otr@s. En este caso, Fernando Villegas cumple como calco la noción del discurso que NO dice literalmente: “no me importas”, “soy mejor que tú” o “mi inteligencia las supera”. No, la verdad no encontramos esto en sus palabras. Sin embargo, ¡¡en sus gestos y en sus tonos sí!! La comunicación no verbal actúa, de esta forma, como un discurso alterno, que devela al verdadero infiltrado de los discursos machistas y sexistas: el sentido de superioridad.

Creo que si hay una figura que atenta contra la posibilidad de entablar un diálogo auténtico entre sujetos diversos, ese es el sentido de superioridad. Ello actúa en desmedro del respeto fundamental, donde todas las voces, colores, etnias, géneros, sexos, clases, deben tener cabida. Asimismo, actúa a favor de la idea que hay seres humanos mejores unos de otros, siendo éste el engendro de toda guerra y toda discusión patriarcal y colonialista.

“Están reinterpretando estos hechos en función de la febrilidad feminista que existe ahora”, responde Villegas ante las acusaciones de trato obsceno y acoso sexual. Es decir, aquí hay una mirada de un señor que ve la realidad desde afuera y tiene la capacidad omnipotente de decirle a otras 30 mujeres entrevistadas por The Clinic, que sus re-interpretaciones no corresponden a la verdad y que, por ende, la interpretación efectiva de la realidad la tiene él.

Por otra parte, coloca en estado de enfermedad al movimiento feminista, al tratar el reclamo histórico por la igualdad de derechos como una especie de roncha causada por una fiebre o un tipo de histeria colectiva que requiere de tratamiento médico. Y finalmente y para peor, el discurso oculto de Villegas quiere hacer creer que el movimiento feminista nació ayer y que todas las denuncias de acoso sexual se deben a una moda causada por una excitación del momento.

Esto es lo que se logra desprender con un simple ejercicio interpretativo, de una sola de las frases emitida por una persona que se supone entiende y analiza en profundidad a la sociedad, es decir, la concepción machista y eurocentrada es parte del análisis sociológico de Fernando Villegas.

En este contexto, lo que quiero demostrar, es que cuando se develan los infiltrados, como en este caso, el sentido de superioridad; lo que sucede es que nos damos cuenta de lo ridículo que resulta creerse superior a otr@s personas, siendo, tal vez esta noción equivocada entre seres humanos, el punto de inicio de relaciones abusivas de poder, sexuales, laborales, en todo ámbito.

Creo que la invitación (y aunque no sea necesario aclararlo: ¡no es causada por ninguna fiebre!) es a acudir a nuestras emociones, a combinarlas con la capacidad de pensar, para por fin entender, como sociedad, que las relaciones entre hombres y mujeres han estado mal y de forma desigual por demasiado tiempo y que esto debe literal y normativamente cambiar.

martes, 9 de agosto de 2016

Bofill acusa un juicio injusto contra Villegas: “Aquí hay unos linchamientos que a mi modo de ver son muy cobardes”


El periodista cree que las denuncias contra el escritor no pueden ser calificadas como acoso sexual. "Ahí no hay ningún delito, ningún abuso, hay simplemente conductas groseras, conductas, si se quiere, conductas imperdonablemente groseras", sostuvo.

Por El Desconcierto / 31.07.2018

El periodista Cristián Bofill habló sobre las acusaciones de acoso sexual y maltrato laboral en contra de Fernando Villegas y afirmó que se está haciendo un linchamiento cobarde en contra del ex panelista de Tolerancia cero.
Bofill, quien habló del tema en T13 Radio, señaló que ha trabajado con el escritor desde hace 20 años y que tiene una buena relación con él.
“Nosotros sabíamos hace bastantes meses que había gente investigando supuestos abusos sexuales o conductas impropias de Fernando. Yo leía ayer el Clinic y me parece que para varios meses, ahí no hay ningún delito, ningún abuso, hay simplemente conductas groseras, conductas, si se quiere, conductas imperdonablemente groseras; yo quiero subrayar eso”, afirmó, según consigna El Mostrador.
El periodista aclaró que no avala ningún tipo de comportamiento grosero, sea “ilegal o legal”, pero dijo que todo debe quedar en su contexto.
“Están investigando a una persona hace meses, escuchan a 30 personas, y lo que sale son groserías de muy bajo nivel, malos comportamientos, pero no hay delito. Aquí hay unos linchamientos que a mi modo de ver son muy cobardes“, agregó.
Además de esto, Bofill situó a Villegas por fuera de la órbita de Nicolás López y Herval Abreu. “Él no es de personalidad fácil, no es querido en el gremio, no digo que por eso lo estén atacando, pero él no está en el tema del abuso y acoso laboral”, concluyó.

martes, 5 de julio de 2016

Fernando Villegas entrevista del 23 Septiembre de 2015

Siempre me ha apabullado. Por su altura, su memoria, su capacidad de disparar frases mordaces y provocativas. A veces ajenas, como esta de lord Chesterfield sobre la fornicación: “La postura es ridícula, el placer es transitorio y el costo es inmenso” y otras veces propias, como esta sobre la vida en pareja: “Quien ve el matrimonio como una empresa para la felicidad personal no durará casado, porque el matrimonio es una exigente Pyme”.
Fernando Villegas Darrouy (66) y su mujer Ivette Duhau han logrado sacar adelante su Pyme, que ya tiene 35 años de existencia. Juntos, han tenido, criado y educado a Mariana, Valentina y Florencia, “mandándolas al mundo bien formadas”, que ese sería el objetivo central de la pequeña empresa llamada matrimonio. Hoy sólo Florencia, estudiante de Derecho de 24 años, vive con ellos. La mayor, Mariana, está casada y ya los hizo abuelos, y el rudo Villegas debe reconocer que ante su nieta Sabina cae de hinojos, pone los ojos en blanco, por usar algunas de sus expresiones favoritas y no decir sencillamente que babea. “Es una niñita de 5 años, que habla de corrido. Está aprendiendo alemán. Es una bala. ¡Sí, señor!“, la describe y cuenta que religiosamente todos los jueves pasa las tardes con ellos, los tatas.


Los jueves es también el día que almuerza con el equipo de Tolerancia Cero, para planear la pauta del programa del domingo siguiente, que sale al aire en vivo después del noticiero central. Eso desde hace 16 años. “Soy un tipo rutinario, valoro la continuidad”, comenta, aludiendo a su pega más visible en el espacio de debate de actualidad en pantalla más influyente de la televisión chilena. Allí fue donde hace un par de domingos se mandó el desacertado aserto “pasó la vieja” en materia de derechos humanos, armando una batahola en Twitter que no le hace agachar la cerviz. “Me importa un cuete que un librero de barrio no quiera vender mis libros”, declaró a La Tercera. Y en su estilo habitual insistió en que reconciliación, verdad, justicia, no son palabras de moda y que eso no es su culpa. Lo más “conciliador” que dijo fue que la gente debe atender a lo que se expresa y que la propia afectada, Carmen Gloria Quintana, sobreviviente al horrible crimen, declaró en Tolerancia Cero que a ella y a su caso “nadie les daba bola”.

Con la misma falta de dramatismo, a propósito del programa en que lleva tantos años, nos responde a la pregunta.

Se fue Jaime de Aguirre, líder de Chilevisión por años; renunció Fernando Paulsen; Bianchi, chao. ¿Qué te parece que se esté desgranando el choclo en “Tolerancia Cero”?
He visto desgranarse y engranarse el choclo de “Tolerancia Cero” varias veces desde que estoy ahí. El programa lo inventé yo, junto con Alejandro Guillier y Felipe Pozo, que era director del canal en los tiempos en que los dueños eran los venezolanos. No inventamos la pólvora, porque el formato es bien simple: cuatro panelistas que analizan la actualidad. En general, yo ni ahora, ni antes, ni en esta desgranada, ni en alguna anterior, ni en ninguna cosa, me meto mucho, porque mi indiferencia es universal, olímpica y ecuménica. Como el cacique de la tribu, he visto desfilar frente a mi tienda a muchas personas, de modo que no voy a venir a alborotarme con esta última desfilada de gente.

Efectivamente, por el espacio han pasado 14 panelistas desde que partió en 1999, incluyendo al abogado Ricardo Israel, que fue candidato presidencial en la última elección; al periodista deportivo Aldo Schiapaccasse y al ingeniero comercial Sergio Melnick, entre otros. A la hora de pasar revista, el único de sus compañeros que le hace arriscar la nariz a Villegas es Melnick. “No hablemos de él mejor, en serio. El hombre tiene un carácter un poquitito conflictivo y hemos tenido algunos choques muy desagradables, así es que no”. Con todos los demás mantiene relaciones cordiales y con algunos algo cercano a la amistad, que él precisa así. “Si amistad es contacto frecuente, no soy amigo de ninguno ni de nadie. Pero si te refieres a un vínculo de cariño, estimación y afecto mutuo, sí. Con Matías del Río, con Fernando Paulsen, a pesar de que somos tan distintos, y con Alejandro Guillier, tengo eso”.

¿Qué te parece la carrera política por la que optó Guiller?

Ahí lo tienes, prácticamente está lanzando su carrera presidencial. Más activo no puede estar.

¿Votarías por él?

Yo voto por cualquiera que me nombre embajador en París.

Voto por cualquiera, dices, ¿incluido ME-O, por ejemplo?

No, por ese huevón, no. No, pues, con él no quedaría país. No habría embajada en París. Tendríamos que asilarnos en un sanatorio.

¿Si te la hubiese ofrecido Sebastián Piñera habrías aceptado?

No, no -dice, poniéndose algo más serio. Y agrega: -Yo con esto de la Embajada en Francia bromeo, porque suponiendo que hubiera alguien que me ofreciera tal cosa, yo le diría que no. ¿Sabes por qué? Porque prefiero mi casa, porque me da lata moverme a cualquier otra parte. Porque aquí estoy muy cómodo, como tú me puedes ver. ¿Para qué tendría que irme a otro lado?

 ¿COMUNISTA O CONSUMISTA?

Su casa hoy es suya. “En realidad es del banco, porque la estoy pagando”, dice, en un cambio de actitud radical al que tenía hace años cuando privilegiaba la opción de arrendar. Entonces vivió en un par de casas en Ñuñoa, que le conocí, donde dedicaba las tardes al jardín, en una afición que pocos supondrían en este hombrón grande, para muchos atemorizante, que dispara palabras con la regularidad de “un caudal”. Él prefiere esa expresión, cuando le digo que su fluidez verbal, su capacidad discursiva, se asemeja a un borbotón. “Caudal suena mejor. Borbotón parece un vómito y yo no vomito palabras. Yo las vierto, las derramo, las riego”, precisa, mientras por la ventana veo al jardinero regando -precisamente- las plantas del profundo jardín trasero de esta antigua casa georgian, que una de sus hijas descubrió al sur de Ñuñoa.

Así fue como hace casi una década,Villegas y su familia se instalaron en esta estilizada versión chilena del palacete de Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó, que él se ha encargado de parapetar tras enormes árboles crecidos. Con un luminoso y espectacular hall de entrada, piso de parquet y una escalera curva que conduce al segundo piso y por la que bajó Villegas con su hija Mariana del brazo el día de su matrimonio, la casa hoy resulta más que generosa en espacio. Tanto así, que nuestro entrevistado tiene dos escritorios a falta de uno. “Son gemelos, a veces escribo allá y a veces acá”, cuenta, arrellanado en un bergere de cuero y rodeado de rumas de libros en precario equilibrio.

En esta acogedora cueva, Villegas lee, escribe sus columnas para el diario La Tercera y un libro en promedio por año, juega ajedrez contra el computador y escucha música, clásica y jazz. Por las mañanas, de lunes a viernes, hace Las Cosas por su Nombre, un programa en la radio Agricultura, junto a la ex vocera de Piñera, Cecilia Pérez. En él, disparan sin anestesia contra el gobierno, apoyándose en los comentarios que en redes sociales les hace una “feligresía” tan crítica como ellos.

¿Cómo fue que te derechizaste, Fernando?

A ver, este es un tema de relatividad: el país se corrió a la izquierda y por lo tanto uno parece que está más a la derecha, pero en realidad uno se ha mantenido en lo de siempre. Yo no pienso muy diferente en estas materias de política económica y social a cuando estaba en la radio Duna, pero el país se fue frenéticamente para la izquierda y la mayor parte de la gente, que suele ser muy gregaria y no tiene pensamiento propio, siguió la onda. Si el país se fuera a la derecha, como de hecho pasó cuando estaba gobernando Pinochet, algunos me tacharían de comunista, que era lo que sucedía entonces. Todo depende de desde dónde te miran, y sobre todo de si los que te miran son los tontos fanáticos, especie de la cual está lleno el país. Si no transmites en la misma sintonía que ellos, si no repites sus clichés, entonces te vuelves sospechoso, luego te tildan de sedicioso y, acto seguido, eres fascista. Enemigo declarado del proceso revolucionario, pero en verdad tú no has cambiado nada. Simplemente es el país el que cambió. A mí me abisma la cantidad de gente que ha sufrido un proceso de senilidad política. Que les ha venido una segunda infancia ideológica y están tratando de revivir lo que pensaban a los 14 años, y digo “pensaban” como una figura lingü.stica nomás. Que ellos estén seniles ideológicamente es su problema, no mío.

O sea, no es que te hayas vuelto momio con la edad, como suele pasar.

No, no, incluso yo he dicho más de una vez en el programa en la Agricultura que soy republicano, que no estoy casado con nadie. No soy de derecha porque no pertenezco a esos círculos. Simplemente cuando uno empieza a escuchar esos discursos sesenteros de la revolución, las reformas y los cambios profundos, uno ya sabe en qué puede terminar todo. Mal que mal, vivo en este país y si por esas tonteras Chile se hunde, yo me hundo con él.

Fernando Villegas hace muchos, muchos años fue comunista, como su mamá, señora inquieta, culta y de origen francés, que se separó tempranamente de su padre, quien no tenía filiación política. “A mi papá no le interesaban esas cosas, creo, porque no vivíamos juntos, así es que no hubo tiempo de entrar a la plática ideológica, ni tampoco me interesaba. Él murió en 1972, antes del Golpe, a los 62 años, más joven de lo que yo soy ahora”.

¿Y cuándo dejaste de ser comunista?

En esto pasa como con todo. Si empiezas a escarbar para atrás, encuentras que hubo un momento en el que creías en el Viejo Pascuero, pero de repente dejaste de hacerlo. Lo mismo me pasó a mí con las ideas marxistas. Es cierto, alguna vez estuve en la Jota, pero empecé a estudiar más, a saber más, a pensar más y… ¡me subieron el sueldo!, entonces dejé de ser comunista -dice, entre risas, celebrándose la ocurrencia. Y agrega: -Como decía un amigo:“En la vida, o eres comunista o eres consumista”.

¿Cuándo elegiste ser consumista?

Se pone serio para responder, y dice que hay un punto en que te das cuenta que las ideas revolucionarias “son puras pelotudeces. Pelotudeces peligrosas, que han arruinado a decenas de países y millones de personas en el mundo”, y que no tiene sentido persistir en el error. A su mamá, que murió a los 81 años, recuerda que intentaba convencerla de abandonar su izquierdismo con argumentos concretos: “Si ya ni Gorbachov es comunista, cómo lo va a seguir siendo usted, mamá”.

GENUFLEXO Y LAMECULOS

Sentado en su bergere, con el sol del invierno pegándole de refilón, Villegas está sereno como gato de chalet. Dada la placidez del momento, le pregunto si a estas alturas de la vida está satisfecho con lo logrado. Mal que mal, sin haberse titulado de sociólogo y habiendo trabajado en los oficios más diversos, ha llegado a ser una voz influyente en la escena nacional, un generador de opinión pública, un tipo con tres trabajos estelares, tres hijas que lo enorgullecen, un matrimonio de larga data y una señora que aunque lo considera “un extraterrestre”, lo aguanta.

Responde: “Diré que estoy agradecido de la vida. Con mi mujer nos hemos sacado la cresta y además ha habido suerte. Ella ya no trabaja. Estuvo años como administrativa en Air France y ahora se dedica a la escultura, hace cosas artísticas, en la casa. Yo me he pasado la vida trabajando. Ahora mismo tengo tres pegas y de repente hago charlas, que por supuesto, son rentadas y le reportan unos pesos extras a este pobre turco”, dice golpeándose la guata.

¡Qué materialista!

Cualquier persona con un dedo de frente es platera. Como decía mi padre, en una frase estupenda: “Hay que ser inmensamente rico para jurar votos de pobreza”. Cuando no eres rico, la plata es una preocupación permanente. De eso vivimos, de lo que ganamos. Yo tengo tres trabajos y duro harto en todas las pegas. Duro hasta que me aburro o hasta que me echan, aunque es raro que me saquen, porque cumplo con los requerimientos básicos. A saber: entrego la mercancía, respeto las reglas del lugar y no me meto a intrigar ni tampoco me dejo tentar con cantos de sirenas como ha ocurrido con algunos compañeros del programa a los que les han ofrecido otra cosa y salen volando y se encuentran con que la pampirolada era más falsa que un billete de palo. Yo valoro la continuidad y soy un tipo muy rutinario, como ya te expliqué antes.

Asegura que todos los días hábiles de su vida entra a la ducha exactamente a la misma hora: 8:32. Ducha de agua fría, cualquiera sea la estación del año. Comenta que se demora lo justo y necesario para jabonarse, enjuagarse y salir arrancando.

Ya que estamos en plan de intimidades, le espeto una pregunta cruda: ¿Te sientes viejo, Fernando?

Ya no hay nada que mirar en mí: estoy transformado en un anciano decrépito, de 66 años -dice, tirándose al suelo, pero luego se da ánimo y reflexiona: -Es imposible estar siempre de 40. La única forma de seguir viviendo es envejecer. Ahora, una cosa es que uno tenga más uso y otra que se encuentre deteriorado. Hoy, es cierto: me duelen algunas cosas y hay otras que ya no siento. Eso es lo peor. Pero la edad trae algunas cuestiones buenas. Como que todas las cosas que tú sabes, que has estudiado, empiezan a encajar unas con otras y a formar un cuadro más completo y más rico del mundo. No quiero decir necesariamente que llegas a la verdad, sino que llegas a un cuadro más completo de tu visión del mundo, sea falsa o verdadera, eso no importa. Alcanzas una sensación de plenitud intelectual, de estar cosechando todo lo que sembraste a lo largo de años, que en mi caso son lecturas y pensamientos. Durante un lapso de tu vida logras, como los malabaristas chinos, sujetar y hacer girar todos los platillos al mismo tiempo. Eso, claro, no es eterno. Llegará el minuto en que se me empezarán a caer los platillos.

¿Compartes esa frase que dice que los 50 años de hoy son los 30 de ayer?

Es posible. Estaba leyendo un artículo sobre gente que nació el mismo año a los que siguieron durante toda su vida. La conclusión es que se envejece a velocidades muy diferentes. Hay algunos que a los 40 ya están para el asilo y otros que a los 70 tienen cuerpo de 40. Cuando yo era cabro chico, los amigos de mi mamá, gente de 30, de 40, me parecían unos ancianos eternos. Estaban encorvados, casposos, con almorranas, para la cagada. Entonces ciertamente la salud era mucho más precaria que hoy y se envejecía antes.

A Fernando Villegas le gusta que uno le celebre las ocurrencias. Las descripciones extremas, las declaraciones rimbombantes. Mal que mal, su pega ha consistido en eso: “Me pagan por hociconear. De eso se trata mi trabajo, para eso me pagan”. También escribe como habla, de manera caudalosa. Ahora mismo acaba de lanzar Del amor y todo eso, un libro que originalmente iba a tratar sobre sexo, pero la editorial lo convenció de que mejor fuera acerca del amor; lo otro vendría por añadidura. “¿Te ha gustado el libro?”, me pregunta. Y antes de que responda, está diciendo: “Sí, obvio que se parece a todas las cosas que hago.

Voy metiendo todo lo que he leído, dándole una interpretación. Cito a gente interesante, cuyas reflexiones me parece importante divulgar. Pero no es pura divulgación, agrego cosas de mi cosecha. Es un mix, como diría un siútico”.

Poco celebrados por la crítica, pero muy bien acogidos por el público, Fernando propone a la editorial un tema por año y así lleva 17 libros publicados, dos de los cuales son ficción. Una novela rosa, título que lanzó el año pasado, aparecerá en septiembre en España, al amparo de Penguin Random House, lo que no es poca cosa. “Fíjate que me la comentaron bien en El Mercurio, pero aunque yo escribiera una maravilla, aunque fuera autor de El Quijote, no me darían pelota los del mundillo literario de este país, porque para eso tendría que ir al Liguria a curarme o formar parte de alguna de las generaciones en boga. Pero como estoy en la tele, no me toman en serio. Pero para que vean los huevones: ahora me van a publicar en España”, despotrica.

La novela trata de un escritor de género rosa, exitoso, pero medio venido a menos, que contrata como ghost writter a un ambicioso alumno de su taller literario. Un tema muy masculino: el del viejo en competencia con el joven, que corre en paralelo con la trama de una novela rosa. “Es como una cajita dentro de una cajita”, cuenta. Y asegura que se divirtió mucho escribiéndola, cuestión que no dudamos.

Villegas es escritor y lector por vocación y doctrina. Le gustan las palabras, por eso engancha cuando hablamos de sus expresiones recurrentes, como genuflexo o lameculo. “Hay muchos de esos, por donde mires están. Pero no los menciono con nombre y apellido, porque como tú sabes bien, porque has leído mi opus, yo no personalizo mis juicios”.

Es una astuta medida de supervivencia. 

No. Es por modales, por buena educación. Eso de atacar a una persona aprovechando que tienes una tribuna, me parece simplemente una rotería.

A los que sí nombra es a los que construyen buenas frases, expresiones verbales que expresan ideas poderosas con gracia, como la de lord Chesterfield sobre el acto sexual, que aparece en su libro Del amor y todo eso y que citamos al inicio de esta entrevista.

Hace años, tuvimos la idea de escribir un libro juntos. Manual del perfecto apitutado, se iba a llamar. Antes de que me sentara a pensar, Villegas ya tenía listo un capítulo. “Yo puedo escribirte un libro completo en una semana si me apuras. Me sale fácil. Es un caudal grande, poderoso, el mío”, se promueve. Y cree que nuestro libro de entonces hoy caería mal. “No es un tema agradable el del pituso. Provoca rabia, lo que no es un sentimiento propicio para que te compren libros. Estos son los tiempos de los empoderados, que andan sacando pecho y acusando a todo el mundo. ¿Te has fijado que hasta los peatones en los pasos de cebra sacan pecho y se demoran harto haciendo valer su derecho al paso peatonal? En este país de enrabiados ya es muy difícil hacer chistes”.

Hay que escribir novelas entonces, como están haciendo muchos.La ficción permite más juego.

Eso también es peligroso. Como decía alguien: “El procesador de texto ha hecho mucho daño”. Hoy resulta tan fácil escribir que cualquiera se las manda y escribe basura. Aunque es mejor que escriban a que hablen, por lo menos escribiendo están callados.

Eres un salvaje -le digo, celebrándole las sentencias lapidarias.

Es que a mí me gusta divertir a la gente. Tengo una profunda vocación de tony. Me gusta producir ese efecto con alguna frase, ya sea burda o ingeniosa, lo importante es que se rían. Siento que así hago un servicio a la humanidad.

martes, 28 de junio de 2016

Articulo sobre Fernando Villegas

GUATÓN, ¡TÓMATE UN ARMONYL!
por Historico - Domingo, 16 de Marzo de 2003


Fernando Villegas da que hablar. Aunque considere que es una “pelotudez” escribir sobre él, porque demuestra “la falta de tema de los periódicos”, es interesante elucubrar (en Magazine, claro está) sobre este personaje que transita entre la sociología y el periodismo, pero que en estricto rigor es columnista y rostro de televisión.

El pasado 19 de febrero reconoció en entrevista a Las Últimas Noticias que es homofóbico y que si lo molestan más de la cuenta “voy personalmente a sacarles la cresta”. A pesar de ello, días después cuando grupos de minorías sexuales fueron a hacer su primera “funa” (manifestación que en su versión original se hace a violadores de derechos humanos fuera de sus casas o lugares de trabajo) cambió sus declaraciones y dijo que “los juicios que vertí sobre la homosexualidad eran y son sobre la homosexualidad como práctica, conceptualmente hablando, no sobre los homosexuales como personas”.

Sobre el episodio, Rolando Jiménez dirigente de Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual) respondió a La Nación Domingo que a pesar de haber cerrado la polémica en torno a los dichos de Villegas, le recuerda que “utilizó la dignidad, los derechos humanos y el valor de las personas homosexuales para obtener ganancias espurias y tremendamente censurables”. En este sentido, Jiménez está seguro que lo hizo “para seguir siendo el niño terrible de los medios”. Pero no olvida que fueron “las declaraciones más violentas de los últimos 12 años, donde recoloca los estigmas sociales, lugares comunes y caricaturas contra los homosexuales”. Por último le aconseja a Villegas que “en vez de andar preocupado por la destrucción de Bizancio, como dice en el comercial de Tapsín, debería informarse sobre la actualidad nacional y dejar de abusar del poder que le dan los medios en los que está. Lo único que ha demostrado es su liviandad e irresponsabilidad teórica”.

Esta situación abrió nuevamente la eterna discusión sobre la libertad de expresión, sus límites y el derecho que tienen las minorías de cualquier tipo a existir sin impedimento legal o moral alguno. Jiménez asegura que “hubo decenas de llamadas y correos en apoyo a Villegas diciéndonos que juntáramos agua porque nos iban a quemar la casa”.

Este y otros episodios en la vida comunicacional de Villegas permiten hacerse una primera impresión de la trayectoria de este comunicador que como confesó: “nunca me interesó el periodismo y nunca me interesó comunicar ninguna huevá”.

EL LOCO VILLEGAS

Fernando Villegas Darrouy vive en Ñuñoa, es casado hace 24 años y tiene tres hijas. Estudió sociología en la Universidad de Chile sin llegar a titularse por ser “muy flojo, no sirvo para eso”. Rehuyendo de la investigación social pasó por varios oficios antes de dedicarse a la comunicación.

Fue recepcionista de hotel, peoneta de un camión que transportaba vidrios quebrados, profesor de lectura veloz, vendedor de máquinas de escribir, de autos, de tarjetas de crédito y fotógrafo en Las Últimas Noticias, hasta que reemplazó a un periodista y comenzaron a encargarle algunos temas.

En su época de estudiante en el Colegio San Agustín lo bautizaron “el loco sabio” por su afición a la lectura. Apodo que con el tiempo mutó a “el loco Villegas”.

Ya desde esos años, en que pasaba sus tardes adolescentes leyendo en su pieza del departamento de calle Bandera, su postura frente a la vida comenzaba a moldearse. “De chico tuve una actitud de desapego, de mirar las cosas desde fuera. Y eso te convierte en crítico, especialmente si después te pagan para eso y no para decir misa, como a mí”, reveló hace un tiempo.

Y como bien le pagaban, decidió hacer carrera comunicacional. En el ’94, junto a la periodista Carolina Rossetti y el cientista político Ricardo Israel, condujeron el programa “Domicilio conocido” en Chilevisión. Luego vendría la segunda patita con “Cambio de domicilio”, pero ahora sólo junto a Rossetti.

En el ’97 ideó una especie de programa-juego que se convirtió en “Dilema”, espacio que sólo duró cuatro capítulos. El mismo año estuvo por partida doble con “Alto riesgo”, programa que condujo con Edgardo Marín, Tatti Pena y Enrique Evans, en el marco de las elecciones parlamentarias, y en “Las vueltas de la vida”.

Además de contar con esta importante tribuna, en el ’98 llegó a la radio. Junto a Nicolás Vergara y Andrea Vial, en un principio, animó “Terapia chilensis”, un programa de media hora diaria en que, como su nombre lo dice, analizan al homo chilensis a partir de las noticias del día.

¿LIBRE, LIBRE, LIBRE?

Su faceta de escritor comenzó cuando lanzó su novela “Fiesta para corazones rotos”, una historia inspirada en las elecciones presidenciales del ’89. Pero de ella sólo recibió malos comentarios y desastrosas ventas. Cuatro años más tarde optó por la poesía en “Teología para incrédulos”, un largo poema que también pasó sin pena ni gloria.

A la par con su rol de rostro de televisión, Villegas comenzó sus colaboraciones para la empresa periodística Copesa.

En el ’97 Cristián Bofill, director de Qué Pasa y actual de La Tercera, le pidió a Villegas escribir un libro entretenido por temporada. Aceptó y partieron con “Los Siete Pescados Capitales”. Luego vendría el controvertido “Diccionario histérico de Chile”, una revisión a la sociedad chilena en orden alfabético, como fue promocionado. Definiciones como la de lesbiana: “mujer que no quiso acostarse con sus compañeros de oficina” o la de los incorruptibles: “gente sin trabajo, menores de siete años, ciudadanos muertos o ya enriquecidos” generaron inmediatas reacciones, especialmente de los mismos suscriptores de la revista. El autor, incluso, debió pedir disculpas a la comunidad judía que tanto estima, en desmedro de los palestinos que son “unos flojos”, como hizo notar en uno de sus programas.

Como columnista Villegas vivió en carne propia las consecuencias de los criterios editoriales. “Eran momentos en que Bofill las emprendía contra Clara Szczaranski en La Tercera y para mantener el perfil pluralista que le gusta aparentar, pedía a los periodistas reportajes que se fueran contra ella y a la vez columnas para equilibrar la cosa”, explica un periodista que trabajó en el medio y que conoció de cerca estas tácticas.

La fuente cuenta riéndose que el método de edición del director de La Tercera no es leer los textos de los periodistas sino ver las impresiones laser de las páginas terminadas, muchas veces a altas horas de la madrugada del sábado, para aprobar o rechazar lo que sale en el cuerpo de reportajes del domingo donde escribe Villegas. Una semana Bofill esperaba una columna distensora sobre Szczaranski, pero cuando la leyó pegó el grito en el cielo. ¿Dónde está este güeon? Llámenlo, despiértenlo, dijo. A la mañana ya estaba en la redacción una columna humorística firmada por Villegas sobre Cecilia Bolocco y de Clara, nada. Incluso, como pudimos constatar, hay coleccionistas de esas páginas censuradas. En el olvido quedan las declaraciones que alguna vez Villegas se despachó en el fragor del momento: “si algo de lo que digo no les gusta me voy, para eso tengo veinte pegas y tengo plata ahorrada. Me importa una mierda. Me siento absolutamente libre, libre, libre”.

FAUSTO

En el 2000 se embarcó en el programa de denuncia “Chile a medias”, que al año siguiente tuvo su segunda temporada. Sin duda uno de los espacios en que se le ha visto más a sus anchas, donde se dedicó a denunciar las precariedades de nuestro país.

A la par fue llamado a integrar el panel del mañanero “Tolerancia Cero”. Junto a su amigo y director de prensa de Chilevisión, Alejandro Guillier, han sido los rostros anclas de este espacio de conversación y análisis de la actualidad semanal. Un cercano al programa dominical ve a Villegas como una persona que “ha demostrado gran inteligencia y que es sumamente disciplinado respecto a sus convicciones”. Además de tener las cosas claras, en el canal lo ven “como un tipo muy encantador, especialmente para las mujeres”. En este punto, una compañera de labores de Radio Duna corrobora que es “enfermo de coqueto y piropero, aunque no lo parezca”.

Las opiniones también apuntan a que es “soberbio al punto que menosprecia a la gente, especialmente a los periodistas jóvenes que se acercan a conversarle. Se cree superior”. A su vez, otros trabajadores del canal aseguran que es anticomunista a ultranza a pesar de haber sido comunista en su época universitaria: “se dio vuelta, anda diciendo que hay que matarlos a todos, igual que cuando se refiere a los delincuentes”.

A fines del año pasado Villegas se enfrascó en una nueva disputa por sus dichos. En su columna de Qué Pasa criticó el “Documento de los 15” (realizado por un grupo de concertacionistas críticos) que expuso la Fundación Terram. Ahí comenzó el intercambio de palabras a través de los diarios con Marcel Claude, presidente de la institución. Al respecto, Claude asegura a LND que “me parece bien que tenga opinión porque a este país le hace falta eso, pero me incomodó que no fuera riguroso con sus comentarios, que se basaron más en intenciones que en el contenido del documento”. A partir del intercambio de opiniones, que finalizó cuando La Tercera no publicó la cuarta columna de Claude, el economista se armó una opinión bastante clara de Villegas: “es el fiel exponente del nihilismo derrotado de nuestra época, el portaestandarte de la desesperanza y de la mirada oscura que no ve posible transformar y cambiar el mundo. En definitiva, representa al espíritu de Fausto. Me parece peligrosa su mirada”.

Es precisamente esa negatividad la que caracteriza a este comunicador que ha sabido sacarle el máximo provecho a cada una de las tribunas con que cuenta, a partir de un manejo extremadamente cuidadoso y premeditado de sus opiniones. Porque, como dice Claude: “Si hubiera muchos gallos como Villegas, pasaría piola”.

AUTOR: Macarena Silva

martes, 10 de mayo de 2016

Tolerancia cero (Programa politico)


Tolerancia cero es un programa de televisión chileno de debate político y entrevistas, transmitido los días domingo por Chilevisión. Creado en 1999, fue transmitido ininterrumpidamente hasta el 13 de septiembre de 2015, con un receso de 20 meses fuera de las pantallas, regresando el 21 de mayo de 2017 y transmitiéndose en simultáneo con CNN Chile. A partir de la temporada 2018, deja Chilevision(1999-2017) para emitirse solo en CNN Chile.

Historia

Primera etapa (1999-2003)

Tolerancia cero comenzó en 1999, creado por Alejandro Guillier y Felipe Pozo, en ese entonces director ejecutivo de Chilevisión, quienes llevaron sus discusiones tras de cámara a un programa de televisión. El nombre se inspiró en la política de «tolerancia cero» de Rudolph Giuliani. Inicialmente era emitido los domingos a las 10:30 de la mañana, y sólo contemplaba la conversación de sus panelistas, sin invitados, que en un principio fueron Guillier y Fernando Villegas, a quienes se les unieron Mauricio Israel y Libardo Buitrago.
Tras la salida de Israel de Chilevisión en 2001, Felipe Pozo asumió su lugar por unos meses, pues a fines de ese año fue removido de la dirección ejecutiva del canal.3​ En la temporada 2002 se integró Aldo Schiappacasse, en reemplazo de Pozo, y en 2003 se integró Fernando Paulsen tras la salida de Buitrago del canal, emigrando a Mega.

Segunda etapa (2004-2015)

En su temporada 2004, el programa fue reubicado en la franja de las 22:00 horas —«horario estelar» de la televisión chilena—, por decisión del nuevo director ejecutivo de Chilevisión, Jaime de Aguirre, sobre la base de la idea propuesta por Fernando Paulsen.1​ Desde entonces se posicionó como el espacio televisivo más importante de debate público en el país y un programa de referencia del domingo.
En 2005 Schiappacasse renunció a Chilevisión y fue reemplazado por Sergio Melnick. En junio de 2007 Paulsen congeló su participación en el programa para ir a estudiar a la Universidad de Harvard, siendo reemplazado momentáneamente por Patricio Navia5​ y luego por Matías del Río. En julio de 2008 renunció Melnick,​ y fue reemplazado por Felipe Morandé. Al mes siguiente, Paulsen regresó a Chile y retomó su espacio de panelista en el programa.
Guillier, quien había estado desde principios del programa, dejó el espacio en diciembre de 2008, pasando a ser rostro ancla de los noticieros de TVN. En la temporada 2009 se integró Juan Carlos Eichholz, quien estuvo hasta 2011, siendo reemplazado por Cristian Bofill. Bofill dejó el programa en 2013 para asumir como director de prensa de Canal 13,7​ y en la temporada 2014 se integró Felipe Bianchi.
En 2015 se generó una crisis en el programa, gatillada por la renuncia de Paulsen a Chilevisión, el 26 de mayo, tras el despido del director ejecutivo de la emisora Jaime de Aguirre. Posteriormente Bianchi anunció su salida de Tolerancia cero para radicarse temporalmente en los Estados Unidos, siendo reemplazado por Mónica González, la primera panelista mujer en la historia del programa.​ En agosto de ese año, Del Río anunció su renuncia a Chilevisión. Todo ello sumado a las serias diferencias entre el equipo y la nueva dirección ejecutiva liderada por Francisco Mandiola, llevaron al canal a finalizar el programa, cuyo último capítulo se realizó el 13 de septiembre.

Tercera etapa (2017)

A inicios de 2017, por decisión del director ejecutivo de Chilevisión Jorge Carey, se anunció el reestreno del programa, que sería integrado por sus antiguos panelistas Fernando Paulsen —quien volvió al canal en marzo de ese año para conducir Última mirada— y Fernando Villegas, a quienes se les sumaron Mónica Rincón y Daniel Matamala, ambos rostros ancla de CNN Chile, canal que —al igual que Chilevisión— pertenece a Turner, y que transmite en conjunto el programa.11​ En mayo de ese año se confirmó la quinta panelista del espacio, Catalina Parot.
 El 14 de mayo se emitió Tolerancia desde cero, un recuento de la historia del programa con entrevistas a sus panelistas históricos, mientras que su reestreno ocurrió el domingo siguiente, el 21 de mayo, episodio donde no hubo invitados.
Los días 19 de noviembre y 17 de diciembre de 2017 se realizó un especial llamado Tolerancia electoral,13​ donde se cambió el formato tradicional para analizar los resultados de las elecciones presidencial y parlamentarias de ese año, con la inédita presencia de público en el estudio.
A partir del 2018, el programa se reestructura en el panel,Fernando Villegas es alejado del Panel tras casi 19 años en el programa, debido a la no renovacion de su contrato con Chilevision y Catalina Parot presento su renuncia al programa, por motivos que se desconocen, quedando para la proxima temporada del espacio un panel conformado por Fernando Paulsen,Monica Rincon y Daniel Matamala (quien a mediados de año regresa a Chile tras pasar una temporada de estudios en Estados Unidos), el nuevo panel estará mas enfocado en el analisis que en la opinion. 
Ademas ,el espacio a partir de 2018 sera emitido solo por las pantallas de Cnn Chile, (cadena hermana de Chv y miembra del Grupo Turner),desde Chilevision aclararon que el traslado de la emision se debe a que existen otros contenidos que generan mas sintonia, en el marco del cambio de identidad programática del canal y el traslado de un programa a un canal mas segmentado como es el informativo CNN Chile. En promedio el rating del programa los domingos por Chv en la noche, fluctuaba entre los 5 y 8 puntos por emision.

Panelistas

Los panelistas del espacio, por orden de aparición en el programa, han sido:

Fernando Villegas (1999-2015; 2017)
Alejandro Guillier (1999-2008)
Libardo Buitrago (1999-2002)
Mauricio Israel (1999-2001)
Felipe Pozo (2001)
Aldo Schiappacasse (2002-2005)
Fernando Paulsen (2003-2007; 2008-2015; 2017-)
Sergio Melnick (2005-2008)
Patricio Navia (2007)
Matías del Río (2007-2015)
Felipe Morandé (2008)
Juan Carlos Eichholz (2009-2011)
Cristian Bofill (2011-2013)
Felipe Bianchi (2014-2015)
Mónica González (2015)
Daniel Matamala (2017-)
Mónica Rincón (2017-)
Catalina Parot (2017)

Entrevistados y polémicas

En Tolerancia cero han sido entrevistadas las más destacadas personalidades de la política, la economía y el mundo académico y cultural en Chile, incluyendo a los presidentes en ejercicio Ricardo Lagos —quien fue el primer invitado del espacio en 2001—, Michelle Bachelet (sólo en su primer mandato) y Sebastián Piñera; otros políticos (y candidatos) como senadores, diputados, ministros y alcaldes; además de empresarios, intelectuales, líderes de opinión, dirigentes sociales y académicos de variada índole.
Entre los episodios más recordados por su repercusión están la entrevista realizada a James Hamilton el 20 de marzo de 2011, quien detalló los abusos de que fue víctima por parte del sacerdote Fernando Karadima, y acusó al cardenal Francisco Javier Errázuriz de no haber hecho nada pese a las denuncias;15​16​ el tenso debate por educación del 13 de noviembre de 2011, entre la entonces presidenta de la FECh Camila Vallejo y la senadora Ena von Baer, a quien la primera trató de «senadora designada»; la entrevista hecha el 12 de junio de 2011 al entonces ministro de Educación, Joaquín Lavín, cuando reconoció no haber perdido su inversión económica en la privada Universidad del Desarrollo, que según la legislación chilena debiera operar sin fines de lucro;18​ y la íntima conversación con el escritor Pablo Simonetti en mayo de 2012, respecto a la desigualdad de derechos de la comunidad LGBT.
Algunas de las polémicas suscitadas por panelistas del programa incluyen el enfrentamiento entre Fernando Paulsen y Pablo Longueira, el 6 de mayo de 2013, donde el primero, tras preguntarle a Longueira a si había votado por el «Sí» en el plebiscito de 1988, lo desmintió diciendo que su inscripción electoral era de 1989, lo cual era erróneo, por lo cual Paulsen tuvo que pedir disculpas al episodio siguiente.
​ Otro momento que generó críticas fue la declaración de Fernando Villegas durante la entrevista del 26 de julio de 2015 a Carmen Gloria Quintana, víctima del Caso Quemados ocurrido durante la dictadura, a quien dijo que «pasó la vieja no más, hoy el país está en otra» cuando Quintana exigía explicaciones al Ejército.

Referencias populares

En el programa humorístico Canal 12, emitido en el segundo semestre de 2008 por Canal 13, se realizó una parodia de Tolerancia cero llamada «0 Tolerancia».
En 2011 el dibujante Malaimagen comenzó a realizar viñetas humorísticas sobre cada capítulo del programa, las cuales rápidamente se viralizaron en Internet e incluso fueron publicadas por The Clinic. En dos años realizó caricaturas sobre 100 capítulos de Tolerancia cero, las cuales fueron recopiladas en el libro Sin tolerancia (2013).
En el programa Ciudadano ADN de ADN Radio se realizó entre 2012 y 2015 una parodia de Tolerancia cero llamada «Tolerancia suero».
El humorista Stefan Kramer realizó una parodia del programa en su película El ciudadano Kramer (2013), donde personifica a sus panelistas Fernando Paulsen y Matías del Río, y a los políticos Camilo Escalona y Carlos Larraín, quienes ofician de invitados.

martes, 12 de abril de 2016

Las madres


Todos hemos tenido una madre, o al menos alguien que cumplió este rol y que, sin duda, marcó nuestras vidas. Tal vez la recordamos por su exigencia, por su genio, por su alegría, por su buena mano para la cocina, por su paciencia, por su capacidad para calmar nuestros llantos infantiles o penas juveniles, por innumerables cosas.
Por ello, nos lanzamos a la aventura de saber cuáles son las experiencias vitales que acompañan la vida de personajes públicos de distintos ámbitos.Comprobamos así que la adultez y los años no hacenmás que potenciar el rol que la madre ha tenido en sus vidas.
Algunos entrevistados se emocionaron hasta las lágrimas, mientras otros quedaron preso de la dulce nostalgia o de la nquieta
alegría. Ocho historias, todas significativas
que los invitamos a compartir.


María Cecilia Toledo
Cantante de ópera

"Ella es una gran pintora, de retratos mágicos y bondadosamente eternos, que pedalea su bicicleta roja por las calles de Viña con la elegancia y el sex-appeal propio de una artista italiana de los años 50. Toda su vida matrimonial la ha dedicado a estar pendiente del amor de su marido y de sus hijos sin guardarse nada en el bolsillo para sí misma "excepto" sus ganas de vivir y la oceánica profundidad de su fe en Dios.
Esa mujer maravillosa y llena de colores que se autodefine como "la despistada", fue quien me regaló los dones más preciados de mi vida: Mi fe en Dios; el amor por la verdad y por los colores vivos en el mundo y en el alma de mis semejantes; la capacidad de defender lo bello y lo bueno contra a lo feo y lo mal intencionado; el coraje de intentar ser una mujer de bien y las ganas de dejar una huella azul y querible cuando dejemos este mundo.
Ella ha sido la que con su ejemplo genial, bondadoso y profundo ha ido pintando con tinta indeleble mi corazón de artista comprometida con la belleza y el amor a los demás… ¡Nunca he conocido a nadie menos "despistado" que Cecilia Herrera de Toledo".

Amelia Herrera
Diputada RN

"Son tantos los momentos agradables que viví con mi madre, que es muy difícil referirme a uno en especial. Sin embargo, de inmediato me viene a la mente aquella ocasión en que regresábamos desde Venezuela en el barco 'Reina del Mar'. Yo tenía algo así como trece años y en la capilla de la embarcación mi mamá cantó el Ave María con Arturo Gatica. Quedé impactada, la voz de mi madre sonó preciosa, tal como era ella. Ahora, cada vez que escucho esa pieza la recuerdo con emoción.
También hay una anécdota muy buena. Mi madre siempre cambiaba el nombre y el apellido a las personas. Pues bien, yo estaba internada en una clínica en España, después de una operación, y me sentía pésimo. Mi mamá se preocupó mucho, tomó el teléfono y comenzó a llamar al doctor Támesis (igual que el río) y, obviamente, él no se llamaba así. Yo, con sondas y todo, me ataqué de la risa. Fue un momento inolvidable y muy divertido. Lamentablemente, mi madre, llamada Amelia Silva Muñoz, se fue muy joven (hace doce años) y la verdad ha sido muy doloroso para mí vivir todos estos años sin ella. Era una mujer bella, trabajadora y muy alegre".

Fernando Villegas
Sociólogo

"Tengo 4 ó 5 años y sufro una pataleta. Es en el estadio El LLano. Hemos estado en la piscina y se han satisfecho todos mis caprichos, pero ahora quiero, además, un sánguche. "¡Quiero sánguche!" grito, enardecido. Grito y pataleo pidiendo que me lo den. Lo quiero ahora. Mi madre, Lucy Darrouy, con su amplia pollera de verano, siempre la misma, su pollera sencilla de mujer de pocos medios, cajera del Banco del Estado, separada de mi padre, sostén completo de la casa, me mira y me oye impávida. Al cabo de un tiempo -quién sabe cuánto, el tiempo corre distinto para los niños- se encamina hacia una manguera de jardín que está enrollada bajo una canilla de agua, la toma, abre la llave y con su cigarrillo Cabañas Corrientes colgando de su labio al estilo Humphrey Bogart apunta el chorro hacia mí y me moja de arriba abajo, interminablemente, calculadamente, mientras yo balbuceo, lloro, me río, me agito y me sacudo. Luego desvía el chorro, cierra la llave, se saca el cigarrillo de los labios y me pregunta, todavía imperturbable, si voy a seguir pidiendo un sánguche. Esa era mi maravillosa madre, hoy a la diestra de la virgen de Lourdes.

Virginia Reginato
Alcaldesa Viña del Mar

"Guardo los mejores recuerdos de mi madre, por su belleza, su simpatía, alegría y jovialidad. Ella se llamaba Mafalda Bozzo, y fue mi gran amiga y compañera, por lo mismo tengo infinitas buenas experiencias con ella. Pero sin duda que, la más inolvidable, fue su compañía cuando nacieron mis hijos, porque ella estuvo a mi lado para iniciarme en el maravilloso, pero también difícil rol de mamá".

Enrique Opaso
Sacerdote parroquia Santa María de los Ángeles

"Tengo un recuerdo muy cercano de mi madre, Ester Valdivieso. Ella falleció hace un par de años, por lo tanto, prácticamente toda mi vida la viví junto a ella. Por eso me cuesta pensar en algo puntual, porque tengo muchas experiencias inolvidables. Sin embargo, debo decir que mi Ministerio lo viví con su apoyo constante, siempre. Incluso recuerdo que el día de mi ordenación sacerdotal su compañía fue muy importante. Lloró de la emoción. Ese fue un día inolvidable para mí. Siempre hemos sido una familia muy unida y eso se ha hecho patente siempre, en todo momento".

Pilar Sordo
Sicóloga

"La imagen que tengo de mi madre Vicenta Martínez Sánchez, es siempre la misma, una mujer súper trabajadora, preocupada de las cosas de la casa, de sus hijas y de todo lo que tiene que ver con ellas. Por ejemplo, en los cumpleaños era infaltable la torta de mil hojas para mi papá y la de merengue para mí.
Recuerdo que juntaba todo el año los tubos de papel higiénico para hacernos las sorpresas y esas cosas. También se preocupaba mucho de llevarnos a la modista para que nos hicieran ropa. En realidad, ella siempre fue muy activa, hasta el día de hoy. No me la imagino sentada mirando por la ventana. Ella es muy, muy activa".


Elías Figueroa
Mejor futbolista chileno de todos los tiempos

"De mi mamá destaco el cariño de siempre, de cuando era niño. Mi problema fue que tuve asma, por eso ella estaba constantemente cuidándome, incluso hasta ahora ya de grande, todavía sigue pendiente.
A mí me operaron cuando tenía dos años. Me abrieron la garganta y ella tenía que estar toda la noche cuidando que no me tapara, porque me dejaron abierta la herida.
Con esto quiero decir que era un niño que no podía correr ni hacer nada y, por lo mismo, nunca me imaginé que me iba a ganar la vida en la actividad física. Eso, sin duda, fue gracias a los cuidados de mi madre. Hasta hoy sigo siendo el niñito regalón. Pero hay muchas cosas divertidas de ella, el jueves (recién pasado) cumplió 87 años, y hasta hace dos, andaba en bicicleta en Villa Alemana.
Mi mamá, Lidia Brander, es muy cómica y especial. Recuerdo que hace dos o tres años vino a vernos y llegó a la casa con mi hermano en moto. Fue muy divertido verla así".



Aldo Cornejo
Alcalde de Valparaíso
"Mi madre se llamaba Nelli González, y el primer recuerdo que tengo de ella es cuando se sentaba a la orilla de mi cama a leerme un cuento todas las noches. Con la paciencia que sólo una madre puede tener, aceptaba mi diaria solicitud: que me leyera el mismo cuento de siempre, el que más me gustaba, que era "El Gato con botas". Debo haber tenido poco más de cuatro años en ese entonces. Recuerdo también que la lectura la hacía en medio de noches muy heladas, porque Curicó es así, muy frío en invierno"

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